#COPIAPO
Una familia muy esforzada, vivía en las cercanías de
Copiapó. El hijo, todos los días, para asistir a la escuela, que quedaba cerca de la ciudad, debía atravesar un cerro.
Un día, el pequeño llegó contando a su mamá que había hecho
una muy buena amistad de camino a la Escuela. Era otro niño, de edad similar,
que vivía en el cerro, y que lo había acompañado hasta el mismo
establecimiento, al que no había entrado, porque decía que ya no asistía.
La mamá, preocupada por lo que escuchaba de boca de su
hijo,
habló con el papá, quien, extrañado, decidió acompañar a su hijo al colegio,
porque en el cerro, no habían casas ni morada alguna donde se alojaran
personas, y menos un niño tan indefenso.
Así partieron. Cuando llevaban la mitad del trecho, y alcanzaron una roca, que resaltaba sobre el resto por su gran
altura, el niño apareció. El joven inmediatamente lo saludó, pero al ver al
adulto, desapareció. El papá, le preguntó al hijo donde lo había divisado,
apuntando el menor, el costado izquierdo del cactus.
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Imagen: maps.nimbu.travel |
Después de ese momento, siguieron su ruta hasta llegar al
colegio.
Por la tarde, el joven volvía a su casa, pero el niño no
apareció, ni nunca más lo hizo.
La historia podría haber terminado así, pero una década más
tarde, por esas coincidencias de la vida, el niño, ya convertido en estudiante
de una universidad nortina, al investigar diarios de antaño, dio con una imagen
que se le hizo conocida. La fotografió y de camino a casa pensó una y otra vez,
donde había visto esa cara. De pronto, algo hizo clic en su cabeza.
Le preguntó a su padre si recordaba aquella ocasión en que tenía un amigo que
vivía en el cerro y lo acompañaba al colegio. Tras esto, y sin esperar
respuesta, le mostró la imagen. Él era.
El padre, emocionado por lo que su hijo le mostraba, le
confidenció que aquella tarde, después de dejarlo en la escuela, volvió a su
casa a buscar una pala, y se dirigió al mismo lugar donde le había indicado la
aparición de su amigo, y que al cavar medio metro, un montón de huesitos, que
evidenciaban ser de un menor de edad, aparecieron bajo la seca tierra. Tras la
impresión, llevó los restos al cementerio, donde hasta el día de hoy descansan.
El titular decía: “Misteriosa desaparición de niño en Cerro
de la ciudad”; Estaba jugando con sus hermanos, cuando se perdió en las
proximidades. //OA
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