sábado, 31 de agosto de 2019

LA PUNTERA EN EL PATIO DE ATRÁS

#CORONEL #CAMILOOLAVARRIA #SCHWAGER


Cuando era chico recuerdo que mis padres por razones laborales me iban a dejar a Coronel donde unos tíos que no tenían hijos y vivían solos, al pintoresco sector de Camilo Olavarría, donde prácticamente viví los mejores años de mi infancia, y a pesar de ser penquista de nacimiento, siempre me he sentido un coronelino choyonca de corazón.

Yo tenía entre 5 y 6 años y recuerdo con mucha nitidez, que mi tío era minero del carbón, que faenaba el negro y brillante mineral en la mina que estaba en coronel, Schwager, yo en ese tiempo no entendía de distancias, pensaba que la mina estaba ahí mismo muy cerca de la casa de mis tíos y creía eso justamente porque  a veces veía a mi tío con su ropa de trabajo negro entero que se le veía la boca y los ojos, con su casco y la linterna encendida tomando café en la cocina o no dejándome entrar al baño porque él lo estaba ocupando o pidiéndome que le fuera a comprar unas botellas de vino al almacén.

Para mí era prácticamente normal verlo aparecer de repente en la casa donde vivía solo él y mi tía, a pesar de que él se levantaba muy temprano para irse a trabajar en la mina y volvía después de las 6 de la tarde con sus cara limpia y sin la desgastada ropa de trabajo.

Para mi tía tampoco era novedad verlo aparecer por la casa hasta 4 veces en el día, para ella era lo más normal del mundo, pues entonces yo asumía que la mina estaba ahí mismo donde vivían mis tíos, ahí en Camilo Olavarría, mi tío como los demás mineros del sector tenía muchas historias que contar y claramente mas adelante en relato me tendría que contar una muy buena.

Cuando tenía eso de entre ocho y nueve años el papá de unos amiguitos con los que jugaba siempre que iba a coronel, hablo con mis padres para pedirles permiso para llevarnos a todos los niños del sector a conocer la mina Schwager, el paseo era como lo que hoy llaman un “trekking”, pensé para mí ha queda cerca, no habrá que caminar mucho, supuse, y me dije -por fin podre conocer donde trabaja el tío-.

Ya con la autorización de los padres de todos este señor nos indicó que lleváramos colación, un gorro para el sol, una botella con agua, una linterna de mano y un bastón por que la caminata seria larga, dijo el… y yo quedé metido, pensé caminata larga, pero ¿cómo? si la mina esta aquí mismo, mi tío viene de la mina a la casa y viceversa a cada rato.

Nos reunimos en la plaza de juegos frente a los colectivos, éramos alrededor de 8 a 12 niños y niñas, el señor gestor de la idea y algunos padres de los más pequeños y los perros que nunca faltan en ninguna caminata.

Emprendimos el paseo en la mañana caminando en grupo entre risas y conversaciones, cruzando la calle había un endeble puente por el cual cruzamos  y el humedal en torno al Río Maule de Coronel, seguimos camino por un frondoso bosque de pinos en un angosto camino que saliendo del bosque rodearía un cerro lleno de eucaliptus, hasta ya doblar en la curva de ese cerro llevábamos por lo menos unos 30 min caminando, yo que no tenia costumbre de caminar ya estaba fatigado y miraba constantemente el camino por si había algún tronco cortado o volcado en donde poder sentarme unos segundos.

Mientras dentro de mí pensaba pero como mi tío va y viene, no vamos ni en la mitad del camino y la mina definitivamente no está en Camilo Olavarría…

Seguimos rumbo a la mina Schwager pasando por un lugar hermoso rumbo a la primera playa en el recorrido, recuerdo bien ese día era verano hacía calor y corría esa fría brisa marina característica del lugar, ese lugar era tan hermoso, unas casas que parecían de otro país, un orden en el barrio impresionante, autos elegantes, hasta los perros y gatos parecían de clase alta, un paisaje de ensueño, completamente distinto a los arenales que eran las calles de Camilo que solo contaba con algunas calles pavimentadas, acá en este lugar todas las calles eran pavimentadas y tenían bellas veredas y hermosas áreas cubiertas de pasto bien cortado, estábamos a poco de llegar a la playa de Maule donde estaba la primera parada del recorrido.

Yo estaba impresionado por la belleza del lugar, la playa era de arena oscura como de rio y el mar era muy bravo aun así había un lugar en los roqueríos, donde nos refrescamos. La gente de ahí le decía la piscina de las monjas.

Luego de refrescarnos, comer algo de colación y descansar, seguimos ruta a nuestro destino, ya habían transcurrido por lo menos una hora desde que habíamos salido de Camilo y aun no llegábamos a la mina, y yo seguía pensando pero como cresta mi tío iba y venía de la mina a la casa como si esta estuviera en su propio patio, si no era ni cerca la cosa…

Seguimos Ruta por la orilla de la playa hasta llegar a un túnel clausurado con tablas, parecía un lugar tenebroso y destacaba por ser una entrada de túnel en medio de la playa que bajaba directamente a las profundidades de la tierra bajo el mar. Lo mire y parecía abandonado y desde adentro corría una brisa turbia y tenebrosa que me erizó los pelos, ¿será esto la famosa mina? Y pregunte al guía de la excursión y me dijo - no amiguito, este pique se cerró por que hubo muchos accidentes en él y le entró el mar- …. Entonces aún faltaba para llegar a la mina donde trabajaba mi tío.

La caminata bajo el sol por la arena se estaba poniendo aburrida cuando llegamos a la playa del sector de Schwager era prácticamente igual, que la otra playa, arenas oscuras como de rio y el mar súper picado, me llamó la atención que lentamente fuimos entrando a una especie de pueblo con de todo un gran almacén, un gigantesco gimnasio una muy bonita compañía de bomberos, vías férreas en las calles, bellos edificios de departamentos, y gente, bastante gente en las calles, niños jugando con chunzos, a la pelota, y enormes lienzos que decían – El minero jamás retrocede -, -domingo Deportes Lota Schwager V/s Arturo Fernández Vial en estadio Federico Schwager- y mucho comercio, era una mini ciudad como Concepción pero mucho más chica incluso más chica que el centro de Coronel pero había de todo. Llegando a ese espectacular pueblito fue que entramos a un edificio y en la parte posterior de ese edificio estaba recién la entrada oficial a la famosa Mina Schwager.

Yo me sentía extasiado nunca en mi vida había estado en una mina de carbón, pese a que mis abuelos me decían que ellos empezaron a trabajar cuando tenían mi edad a la misma mina. Ante la imponente entrada de la mina había un gran arco que la adornaba en el cual decía con letras muy grandes – Seguridad ante Todo- , unos rieles angostos como si estuviéramos ante a un típico túnel del tren y un aire enrarecido, en mi imaginación había túneles infinitos con estalactitas, frío y mucha humedad, imagine encontrarme con seres mitológicos y esos me daba un poco de miedo. Pero mi imaginación no tenía nada que ver con la realidad.

Los mineros de turno rieron entre sí al vernos y dijeron entre risas – nos traen al renuevo- mientras nos equipaban con elementos de seguridad para bajar a la mina. Ya equipados el grupo de niños bajamos con nuestro guía y tutores, entramos al túnel principal,  el cual tenía una inclinación de algo así como 45° para que se hagan una idea, bajando unas escaleras por lo menos unos 20 metros.  Hasta ahí, ya para mí era algo demasiado impresionante, después subimos todos de una sola vez a una especie de ascensor que nos llevó para  más abajo, ahí ya me entró el miedo, porque el olor de la mina era raro, pero me hice el valiente, después de eso llegamos a una galería que no se parecía en nada a lo que yo imaginaba, era un túnel bien enmaderado y con vías como de un pequeño tren en el suelo, era igual que un túnel del tren pero más pequeño, nos subimos a un pequeño tren eléctrico, con carritos con asientos de lado y sin techo y se nos dijo que no sacáramos las manos, hacia bastante calor adentro de los túneles, nada de frío como yo pensaba que haría, ahí se me vino a la mente la imagen de una montaña rusa, y estaba realmente muy asustado.

Anduvimos en ese trencito bastante lento alrededor de 20 minutos hasta que llegamos a un lugar donde había una veta de carbón y algunos mineros trabajando en ella, agachados, de rodillas, y otros con una máquinas llamadas barreteras, ellos nos saludaron animosamente con el mismo aspecto que yo acostumbraba ver a mi tío, fue en ese momento que pensé de nuevo, como lo hace mi tío para ir a la casa cuando le viene en gana y volver a su faena…

Luego de ese encuentro con los mineros y las explicaciones de cómo era su trabajo ahí, apagamos las linternas y quedamos unos treinta segundos en la oscuridad más absoluta, fue un momento extraño, mágico y tenebroso, algunas niñas lloraron por el susto que causaba ese instante, yo lo considere un momento que marco mi vida hasta el día de hoy.

Posteriormente volvimos a hacer exactamente el mismo recorrido pero de manera inversa para volver a nuestro punto de partida. No trabajamos nada y aún así fue agotador, salimos del barrio en la mañana y volvimos en la tarde cansados, sucios y felices de la experiencia que vivimos.

Yo llegué lleno de dudas, pues ese día mis papás estaban esperando que llegara para irnos a Concepción y ya no volvería a ver a mis tíos por lo menos en un par de meses.

Nuevamente tuve la oportunidad de pasar tiempo con mis tíos y viendo a mi tío   pasar por la casa con su ropa de minero su casco y su linterna y a mi tía limpiando sus pisadas de barro y las manchas que dejaba con el carbón al tocar cada cosa, como algo muy normal y repitiendo con cara de resignación a cada rato,-¡Ay! ¡Este hombre!- . ¡Ay! ¡Este hombre!-…

Y yo entre ver los monitos en la tv y pensar - ¿cómo lo hace?... ¿se podrá teletransportar?... ¿tendrá acaso súper poderes?...

Y no me atrevía a preguntarle por que mi tío era medio corto de genio y me podía aforrar un aletazo o decir que no le preguntara weas.

Él era un típico minero del carbón con la piel curtida por la faena, de torso y espalda anchos, de brazos como troncos, cara gruesa y ceño fruncido como enojado constante, piernas con músculos en los músculos y manos que al acariciar mi cabeza con una sola de estas era como sentir que me abrazaba el cráneo, así que temía hacerle la pregunta de cómo cresta hacía para ir y venir de la mina cuando le diera gana si esta no estaba ni cerca de la casa.

Paso el tiempo, pasaron los años yo ya estaba por terminar mis estudios universitarios y cuando leí en el “Diario El Sur” Que la mina de la Compañía Carbonífera Federico Schwager era cerrada de forma definitiva.

Mi tío quedó sin trabajo como así también la gran mayoría de los mineros de la ciudad de Coronel, así que sin saber otro oficio mi tío pasaba harto tiempo en la casa, viendo televisión, haciendo el jardín, o simplemente sentado en la cocina tomando café y leyendo el diario, a ver si salía algo de trabajo por ahí y yo con ese gran signo de interrogación que me quitaba el sueño, en busca de encontrar una razón lógica de cómo el venía de la mina a cada rato y volvía allá con total tranquilidad y normalidad. Me decidí a ir a ver a mis tíos a Coronel con la misión de saber el porque.  Costase lo que costase.

 Invite a mi tío a mariscar a la playa para hacer un buen patache y mientras descansábamos de la faena en la arena, me envalentone y le pregunte.

-Tío… ¿Cómo lo hacía para ir y venir de la Mina siempre como si estuviera a un paso de ella?

Y él me dice con una sonrisa burlona y una mueca de felicidad – Hace tiempo que estaba esperando que me lo preguntaras- …

Me dice que yo como vi la mina por dentro podría comprender un poco mejor como era que él hacia su “revuelta”. Y Justamente por que conocí la mina por dentro es que no lograba comprender como era que él se las arreglaba.

Me cuenta que la mina bajo tierra tenía una infinidad de redes de galerías las cuales yo solo pensaba que se encontraban bajo el lecho marino, pero él me dice que aun más, que las galerías recorrían subterráneamente toda la ciudad de Coronel, cruzando los cerros a Santa Juana, por debajo del Rio Biobio , incluso Concepción, Penco, Hualqui, Hasta por debajo de Tomé, en busca de la veta de carbón, y yo le volví a preguntar en medio de su relato ¿ Y qué tiene que ver eso con que usted apareciera en la casa como por arte de magia tío?... Y me dice – Para allá vamos-, prosigue su relato amenazando que me aforraría un palmetazo si lo volvía a interrumpir.

Me cuenta que en el patio de atrás como es común en las casas del sector de Camilo Olavarría había una puntera que sacaba agua de una napa subterránea a eso de entre 100 y 80 metros. Que la napa de un día a otro se seco, e hizo otra puntera en otra parte del patio y dejo esa botada, al tiempo después, fue a revisar el tubo de la antigua puntera para sacarlo y al destapar el caño se encuentra con que de este sale una corriente de aire, miró por el centro del cilindro y había luces que pasaban, ¡¡¡Conchesumadre!!! -Gritó sorprendido-, era una galería, así que para saber en qué punto se encontraba esta, le puso un embudo al caño y vertió un par de tarros de pintura blanca para así en su próximo turno recorrer las galerías hasta encontrar la mancha blanca de pintura.

Paso bastante tiempo hasta que por fin encontró lo que buscaba, y silentemente empezó a cavar su revuelta, en esa misma dirección  pero por un costado de la galería, con cuidado, sin llamar la atención de sus compañeros, fabricó un túnel incluso enmaderado con una especie de escalera caracol muy angosta por donde solo podía pasar él y que salía directamente al patio trasero de su casa, así nadie notaba desde el exterior que tenía su propia entrada a la mina desde donde vivía y desde el interior la tapaba con una gran roca que le servía de puerta secreta y en el patio tenía una especie de caseta donde se supone que estaban las herramientas de la casa y ahí supuestamente estaba la salida de “su revuelta”. Y para no levantar sospechas y una posible gran sanción de parte de sus jefes y gerentes de la Mina, el se iba y volvía de la faena que le correspondía por exactamente el mismo camino que recorrí yo de niño muy temprano en la mañana y llegaba después de las seis de la tarde a casa. Entonces ahí estaba la explicación lógica que me intrigo toda mi infancia.

Yo quería conocer el lugar especifico donde el tenia su entrada y salida secreta de la mina, pero me dijo -- otro día te muestro donde es y bajamos si querís- .

El tiempo pasó, yo adulto profesional y con mil responsabilidades tenía poco tiempo para visitar a mis tíos, hasta el terrible día en que me entero que mi tío ya no pudo más contra su enfermedad pulmonar consecuencia de su vida de minero y falleció.

Me quede con la sensación de que nunca me mostró su revuelta ni tampoco bajamos a la galería que pasaba supuestamente bajo su casa.

Mi tía ya con una diagnosticada demencia senil debido a una depresión y su avanzada edad, no podía hacer algunas cosas que ella hacía antes como ordenar la casa y limpiar el patio trasero, comer o auto-valerse por sí misma, así que entre mis hermanos y primos nos turnábamos para ayudarla en esos quehaceres, fue en este contexto que me tocó limpiar el patio de atrás, entre las tareas que me tocaron estaba entrar y acomodar la leña, desarmar la vieja caseta de las herramientas, sacar los cachureos y basura acumulada por años ahí, estaba en eso bastante concentrado cuando recordé lo de “La Revuelta de mi tío”.

Así que me puse en campaña de encontrar a como diera lugar esa bajada secreta de mi tío a la Mina de Carbón, di vuelta el patio buscando el agujero en la tierra, desarmé la caseta de las herramientas tabla por tabla, no había nada dentro de ella, revise cada rincón del patio incluso hice algunos hoyos y no encontré nada, ni nada que se le pareciera. Quede metido mucho más que antes de que mi tío me contara la historia de su revuelta y en mi mente pensando de nuevo ¿y como lo hacía?...

Lo único que es lógico es que aun se siente a mi tío en la cocina, hay pisadas marcadas de barro, las cosas están sucias con carbón por toda la casa y mi tía en momentos de lucidez dice sonriendo.

 – ¡Ay este hombre!-. ¡Ay este hombre!

Historia enviada por un lector.
Glosario

Revuelta: es un pequeño y estrecho túnel alternativo que se hacían los mineros para pasar entre las galerías o salir de estas en caso de algún derrumbe.
Puntera: Sistema de extracción de agua desde las napas subterráneas con una bomba   eléctrica o de pulso.
Patache: Una comida abundante de carnes o mariscos.





No hay comentarios.:

Publicar un comentario