#PINTO
A más de 60 kilómetros de Chillán, una cueva gigantesca
guarda la historia de un grupo de bandidos. Pero no de cualquier grupo, sino de
uno que con el paso del tiempo los medios se han encargado de convertirlo en un
mito. Me refiero a Los Pincheira.
La historia dice que un grupo de hermanos llegó a conformar
un ejército de más de mil personas que asolaron Chillán y sus alrededores en
los inicios de la república de Chile, ya que eran pro monarquía en un naciente
país que se enfrentaba al pasado realista reflejado en esta montonera.
Contrario a lo que se piensa, estos bandoleros no eran ningunos amigos del
pueblo ni Robin Hood, como la teleserie de antaño intentó venderlos. Por sus
manos pasaron muertes por montones, destrucciones, saqueos y secuestros de mujeres,
incluso algunas de estos por encargo, como consignan ciertos historiadores,
mientras también se comenta, aunque sin evidencia, que habían
descuartizamientos de niños y violentos crímenes, hechos que convertían al
grupo en el más renombrado por sus sanguinarios
asesinatos.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSiFVg7ELFSeUmY4EdvOAoXrE7ZImYzq0R62vOsY-JJPp_9rYncwboQvcxVQcAQ2Pz4qIi5MSxFKxWFoQd8nyGZzLwjSl1huAB87xatPJ8fYMswfMP1a7qtx3HKDTV0clSVktoJrvSA05O/s320/puinch.jpg)
Santos se dirigió al lugar donde se encontraría la
joven y al verla, la amarró a la carreta
y le prendió fuego. El episodio fue horrible. Como la calle estaba alejada
del pueblo, nadie se enteró de lo ocurrido hasta ver los restos ya calcinados
del delito de Santos al día siguiente.
José Antonio, agonizando en lo único que su hermano le permitió llevarse, su caballo, recorrió
desorientado por los cerros. Y cuando ya no pudo más, se bajó y recostó al lado
de una pequeña vertiente de la que
emanaba un agua tibia. Luego se durmió.
Al día siguiente se empezó a sentir mejor. Con el paso del
tiempo ya no sentía dolor y notó que las vertientes tenían propiedades
curativas. Decidió volver y rogar el perdón de sus hermanos. Éstos lo
recibieron bien y cuando le preguntaron cómo se había salvado, les contó sobre
su hallazgo.
Pasado el tiempo, y a medida que los enfrentamientos
continuaban, usaron y usaron la vertiente
para mejorarse de sus heridas de batalla.Un día, producto de un
terremoto que asoló la zona, ésta se secó.
Ahí comenzó la debacle del grupo. Uno a uno los hermanos
fueron cayendo. Hasta que el mando recayó en José Antonio, el último con vida.
Ya eran cientos los muertos en el grupo y las fuerzas se acababan.
Una noche, después de una jornada de enfrentamientos, José
Antonio Pincheira pasó por el lugar donde se encontraría con su amante años
atrás y tuvo una visión en la que una carreta con una silueta negra y un
caballo del mismo color ardían mientras se alejaban por el camino.
Ahí entendió todo.
Al día siguiente, las tropas fueron derrotadas y el último
Pincheira se entregó. Por esos azares
del destino fue indultado y pasó sus últimos días como un anciano empleado del
presidente Prieto.
De la vertiente nunca se supo si volvió a emanar agua
milagrosa ni tampoco su ubicación. La
cueva aún permanece intacta y se ha convertido en un atractivo turístico de la
zona, donde se hacen visitas guiadas sobre la vida de los Pincheira. Mientras
que los lugareños que viven en Recinto afirman que ciertas noches por la
madrugada, se oye la carreta acompañada de un llanto inundado de dolor,
recordatorio de la violencia y traición de
los Pincheira.//OA
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